lunes, 31 de marzo de 2014

Bufandas de todo el mundo para homenajear a las víctimas de Hillsborough

Liverpool convocó el apoyo de todos los aficionados en el 25º aniversario de la tragedia donde murieron 96 de sus hinchas, que recibirán tributo el 15 de abril.


Por Javier Trullols

El Liverpool está pidiendo a los aficionados al fútbol de todo el mundo que les envíen bufandas de sus equipos para mostrar su apoyo al 25º aniversario del desastre de Hillsborough, que se recordará con un servicio conmemorativo en Anfield el 15 de abril.

En ese acto se recordará a los 96 aficionados que trágicamente fallecieron en la semifinal de la FA Cup contra el Nottingham Forest en Sheffield en 1989. (Ver: "Policía británica alteró pruebas de la tragedia de Hillsborough")

Fuentes del club indican que Kenny Dalglish, manager del Liverpool en el momento del desastre, ha contactado con los 92 clubes de la Liga inglesa para pedirles que donen una bufanda, que se utilizarán para formar un número 96 en el terreno de juego.

“Hasta el 8 de abril el Liverpool aceptará cualquier bufanda de cualquier club y de cualquier deporte. Pedimos a aquellos que envíen una bufanda que escriban un mensaje a las familias de Hillsborough, como otra manera de apoyarles en el 25º aniversario de la tragedia”, señala el comunicado del club.

Todos los interesados deben enviarla a la siguiente dirección: Hillsborough Scarves, 20 Chapel Street, Liverpool, L3 9AG.

Los futbolistas del primer equipo del Liverpool, asimismo, portarán unos parches conmemorativos en las camisetas con las que jugarán ante el Manchester City el 13 de abril. Un pequeño gesto, complementado por otros como el del capitán Steven Gerrard, que ha donado 96.000 libras a los familiares de los damnificados en Hillsborough.

jueves, 27 de marzo de 2014

Lula visita San Mamés y recibe camiseta del Athletic


El expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva visitó este jueves el estadio San Mamés en compañía del presidente del Athletic Club, Josu Urrutia, quien le obsequió una camiseta personalizada del equipo.

Lula, dirigente del Partido de los Trabajadores, recorrió los interiores del nuevo estadio, incluyendo el césped y los palcos.

El exmandatario correspondió al regalo de su anfitrión obsequiándole una camiseta de Brasil con el número 11.

Después de su visita a 'La Catedral', Lula ofreció una conferencia.

El equipo indígena que enfrenta a los grandes del fútbol de Ecuador

El Mushuc Runa ("Hombre Nuevo" en quichua) ascendió a la primera división del fútbol ecuatoriano y se convirtió en el primer equipo indígena en jugar la categoría.


Paúl Mena Erazo
BBC Mundo

El sueño futbolero de comunidades indígenas del centro de Ecuador se ha hecho realidad antes de lo pensado. El Mushuc Runa, nombre en quichua que significa "Hombre Nuevo", se ha convertido este año en el primer equipo administrado por indígenas en jugar en la máxima categoría del fútbol ecuatoriano.

El llamado "equipo del ponchito" tuvo sus orígenes hace 12 años en competencias barriales amateur y fue escalando categorías. En 2012, cuando había alcanzado la primera B del fútbol de Ecuador, sus dirigentes le dijeron a BBC Mundo que su aspiración era llegar a la serie A en tres años.

Pero ya este 2014, el Mushuc Runa recorre los estadios del país enfrentando a los grandes del fútbol nacional. Ya jugó en la capital ecuatoriana en el marco de la serie A. Su rival fue nada menos que Liga de Quito, el campeón de la Copa Libertadores 2008, Copa Sudamericana 2009 y Recopa Sudamericana 2009 y 2010.

El Mushuc Runa obtuvo en Quito un empate a cero, un buen resultado más allá de que el equipo aparece entre los últimos lugares del campeonato. Pero la ubicación actual en la tabla de posiciones no perturba los propósitos del Mushuc Runa y sus nuevos sueños.

"Estamos aprendiendo. Debemos corregir errores y mejorar la plantilla. El anhelo primeramente es mantener la categoría en este año y luego el plan es buscar clasificarse para jugar un torneo internacional", dice a BBC Mundo el presidente del club, Luis Chango.

Desde los páramos andinos

A las siete de la mañana de ese domingo Josefina Hualo, de 33 años, salió desde la comunidad indígena de Chibuleo San Francisco, a media hora de la ciudad de Ambato, en el centro de Ecuador, rumbo al estadio Casa Blanca en Quito. Lo hizo en compañía de otras dos mujeres, dos hombres y dos niños.

Tras más de cuatro horas de viaje, Josefina se unió en el escenario deportivo a alrededor de 300 hinchas del Mushuc Runa, quienes llegaron desde diversas comunidades indígenas para alentar, en español y quichua, entre bombos y trompetas.


Josefina asegura a BBC Mundo que acompañará a su equipo a todos los estadios del país. "El Mushuc Runa representa nuestra cultura y por eso yo le apoyo de corazón en las buenas y en las malas. Es emocionante verlo jugar contra los equipos más importantes y antiguos de Ecuador".

Cerca de ella en el estadio de Liga de Quito se encontraba César Pandi, miembro de la comunidad de Echaleche, ubicada a más de 3.000 metros de altura, donde el Mushuc Runa construyó un pequeño estadio, el cual debe ser ampliado en su capacidad para ser habilitado para la serie A del fútbol ecuatoriano.

"Con nuestra presencia en los estadios, queremos invitar a todos los indígenas que viven en diferentes ciudades de Ecuador a que sean parte de este gran proyecto en el fútbol que representa el Mushuc Runa", comenta Pandi a BBC Mundo.

Sostenibilidad y divisiones menores

El equipo indígena respalda su sostenibilidad económica en su principal auspiciante: la Cooperativa de Ahorro y Crédito Mushuc Runa, entidad financiera creada por indígenas en 1997, y que hoy tiene ocho sucursales en diversas provincias de Ecuador y más 170 mil socios al interior del país.

Sobre esta base, el dirigente Luis Chango además busca impulsar las divisiones menores del Mushuc Runa. Al momento, dos jugadores indígenas son parte del plantel principal del equipo, pero el presidente del club espera proyectar más futbolistas oriundos de las comunidades aborígenes.

Por lo pronto, actuales integrantes del plantel del "equipo del ponchito" muestran su satisfacción de pertenecer al Mushuc Runa Sporting Club.

"No solo a nivel de Ecuador, sino en lo internacional, el Mushuc Runa está siendo noticia por ser un equipo indígena. Para mí es algo muy bonito ser parte de esta historia", dice a BBC Mundo el delantero Víctor Macías.

domingo, 23 de marzo de 2014

Las vinotinto vencieron a Italia y siguen invictas

En el Mundial femenino sub 17 de Costa Rica, Venezuela clasificó a cuartos de final con tres triunfos, ocho goles a favor y el arco en cero.


La Selección prejuvenil femenina de Venezuela superó 1–0 a Italia en el tercer partido de la primera fase del Mundial de Costa Rica 2014 y se ubicó primera de su grupo.

Las vinotinto avanzaron invictas a los cuartos de final de la competencia y se medirán con el segundo clasificado del grupo B, Canadá.

Las dirigidas por Kenneth Zseremeta lograron la puntuación perfecta, nueve puntos, y consiguieron mantener su arco en cero.

En los cuartos de final del Mundial, las venezolanas volverán al Estadio Nacional de San José el próximo jueves, 27 de marzo, a las 3:30 pm, para enfrentar a Canadá.

"La Generación de Oro sigue brillando en el Mundial de Fútbol Sub 17 al lograr gran triunfo sobre Italia y clasificar invictas ¡Felicitaciones!", dijo el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, en su cuenta de Twitter.

viernes, 21 de marzo de 2014

La masacre del Mundial de Catar: más de 1200 muertos en obras

La Confederación Sindical Internacional denunció las fatales condiciones de trabajo en las obras para el Mundial de fútbol del 2022. Asegura que podrían morir 4000 trabajadores más.


Según un estudio de la Confederación Sindical Internacional (CSI), por lo menos 1.200 trabajadores han muerto en Catar trabajando en las obras de preparación de los estadios para la Copa del Mundo. (Ver informe de la CSI)

El informe destaca la explotación de inmigrantes, muchos de ellos bajo condiciones de "semiesclavitud". ¿Cuáles es la situación? Un 90 por ciento de los obreros tienen el pasaporte retenido por los empleadores, un 20% cobra un sueldo diferente de lo prometido y un 21 no cobra en la fecha acordada.

Lo que denuncia la CSI no es nuevo. Amnistía Internacional ya había denunciado las malas condiciones en las obras del Mundial 2022 al afirmar que "Catar es un país sin conciencia, donde los derechos fundamentales y la libertad del trabajador no existen".

Para redactar el informe, la CSI sólo tuvo acceso a los números facilitados por las embajadas de dos países: India y Nepal. Pero, de los 1.400.000 inmigrantes que trabajan en Catar, también hay gente de Paquistán, de Sri Lanka y de Filipinas, entre muchas otras nacionalidades y de ellos se desconoce datos de fallecimiento o malos tratos.

Pero el informe no termina ahí. La misma organización asegura que los próximos ocho años, otros 4.000 obreros podrían morir en las construcciones de los estadios que albergarán la Copa del Mundo si las condiciones no cambian.

Por países

La embajada de Nepal en Catar informó a la CSI que 400 obreros murieron en las obras del Mundial desde el 2010. Por su parte, India asegura que fueron 218 los fallecidos de su país durante 2013, 237 en 2012, y 239 en 2011 (un promedio de 20 obreros al mes, con un pico de 27 en agosto, cuando las temperaturas pasan de los 50 grados).

¿Qué sufren los obreros? Según la CSI y Amnistía, los trabajadores son expuestos a jornadas que pasan las 12 horas, bajo pésimas condiciones de vida. Por ejemplo, durante una visita en las obras del estadio de Al Wakrah, la CSI encontró a 38 trabajadores de India, Nepal y Tailandia viviendo en casas improvisadas, sin condiciones mínimas de higiene, en el mismo terreno de la construcción.

Con información de Mundo D

jueves, 20 de marzo de 2014

Cuando el fútbol vasco estuvo junto a su pueblo

Por Víctor Gómez Muñiz


En un momento difícil de la historia reciente de España, hubo dos equipos que se opusieron a la represión franquista que todavía imperaba en los territorios españoles después de la muerte del dictador. Cuando el terrorismo de E.T.A., todavía considerado grupo paramilitar antifranquista, era el exponente de la lucha por la independencia del pueblo vasco, hay quien utilizó el fútbol como factor de presión social, fueron los dos equipos vascos por excelencia, el Athletic Club de Bilbao y la Real Sociedad de San Sebastián.

Las leyes franquistas prohibían la exhibición de la ikurriña, la bandera del País Vasco, así como el uso del euskera, la lengua propia del pueblo vasco. Con la muerte del dictador se intenta una apertura hacia la democracia, pidiendo la legalización de los símbolos vascos, así como un estatuto de autonomía.

Para comprender bien la situación quizás hay que aclarar que ambos equipos juegan en su mayoría con jugadores de la tierra, jugadores vascos que sienten como propia la lucha de su pueblo. Además, en los años 70, la imagen del futbolista era diferente a lo que entendemos por jugador de fútbol en la actualidad. Eran jugadores cercanos y con opiniones propias. En todo este clima de tensión, lucha y sobre todo inquietud por los cambios políticos y sociales que estaban ocurriendo en el país, hubo un momento en el que el fútbol escogió un bando.

Era el 5 de diciembre de 1976 y el derby vasco volvía al estadio de Atocha de San Sebastián. Nadie sabía que ese día iba a producirse un hecho histórico en la lucha del pueblo vasco por la autodeterminación. Josean de la Hoz Uranga, conocido como Trotsky, jugador de la Real fue quien urdió todo el plan y quien introdujo ilegalmente una bandera vasca en el estadio. Al estar prohibidas la ikurriña, seria la hermana del propio Uranga quien cosió los retales de colores rojo, verde y blanco para dar forma a una bandera que pasaría a la historia . Lo más fácil estaba ya hecho, la insignia estaba en Atocha, pero ahora quedaban las dos partes mas difíciles, hablar en secreto con los capitanes de ambos equipos para proponer la idea de saltar al césped con la bandera ilegal portada por los capitanes, y conseguir que la policía española no interceptara la bandera antes de que llegaran al campo, ya que el estadio disponía de un foso que ese día estaba rodeado de policía nacional.

Tras hablar con los capitanes en los vestuarios de Atocha, los dos equipos dijeron que si, ambos concienciados de lo que podría suponer a nivel nacional el ver a los dos mayores representantes del fútbol vasco exhibir la bandera vasca en un acto público. Escondida en las bolsas donde se transportaba el agua, la ikurriña llegó a los banquillos, saltando de este modo a la policía nacional.

Todo estaba preparado, los dos equipos en fila de uno, cara a cara en el túnel de vestuarios. Una vez que saltaron al césped Uranga dio la bandera a los capitanes, dos símbolos del fútbol español de la época como eran Iribar y Kortabarria, y fueron juntos mostrando el símbolo del pueblo vasco hasta el centro del campo entre el clamor popular y el ambiente festivo del antiguo estadio realista.

Muchas veces vale más una imagen que mil palabras, así lo demostraron tanto la Real como el Athletic. Fue un ataque directo a un régimen en vías de extinción y una petición pública en el escenario perfecto, un partido de fútbol, lugar de socialización y de reivindicación. Desde antes de la Guerra Civil española (1936-1939) no se había visto ninguna ikurriña en un acto público. Todas esas reivindicaciones se vieron refrendadas días después, ya que el 19 de enero de 1977 se aprobaría el Estatuto vasco y la bandera quedó legalizada. Pero ahí esta el fútbol para demostrar que la lucha de ese pueblo tuvo el apoyo de dos gigantes de la época, que se arriesgaron por su gente mostrando una bandera todavía ilegal.

Tomado de www.calcioromantico.com

martes, 18 de marzo de 2014

El futbol serveix als quítxues per a reivindicar-se

El Mushuc Runa, fundat per indígenes el 2003 a partir d'una cooperativa de crèdit, arriba a la primera divisió de l'Equador. El club és un exemple d'èxit d'una iniciativa sorgida d'una comunitat autòctona. "El Mushuc Runa representa la nostra cultura", diu una aficionada.


Nationalia.cat

Seguint el lema "Serietat i afany per a aprendre", l'equip de futbol Mushuc Runa ("Home Nou" en quítxua), conegut popularment pel malnom de "Ponchito", és el primer equip sorgit del món indígena (va ser fundat per quítxues chibuleos) que ha aconseguit arribar a la màxima categoria del futbol equatorià, la Sèrie A. Dos noms són claus en aquesta història d'èxit: el de Luis Chango, empresari quítxua chibuleo que el 2003 va fundar un club de futbol per a vehicular aquesta identitat, i el de la cooperativa d'estalvi Mushuc Runa, fundada el 1997 per 38 indígenes i de la qual Chango és gerent. De ser un conjunt amateur, ha arribat al cim del futbol equatorià.

L'èxit ha servit per a endegar un procés d'autoestima per part de molts quítxues, sentiments de superació del complex d'inferioritat molt difós, en sintonia amb la marginació històrica del poble quítxua. De fet, el mateix Chango, de petit, va haver de superar el menyspreu del futbol per part de la seva pròpia família, que el considerava una forma de perdre el temps. Una mentalitat lligada al treball infantil: jugar al futbol va contra la productivitat i és propi de ganduls. Cosa que ara xoca amb la influència de la cultura occidentalitzada entre els joves autòctons.

Pensant en el futur, Chango ha fundat una escola de futbol que serveixi de pedrera infantil. El club té convenciment que, així, trenca amb els fets les "barreres mentals", no solament del poble quítxua sinó també d'altres pobles indígenes. Ara Chango està ajudant a finançar la construcció d'un estadi propi a Echaleche, a 3.260 metres d'altitud. Mentre, l'equip disputa els seus partits com a local a l'estadi de Bellavista, a Ambato, a 2.577 metres. És a Ambato on està situada la seu del club, governat per la cooperativa d'estalvi, que avui té sucursals en diverses províncies de l'Equador, amb més de 170.000 socis.

Chango no vol ser exclusivista pel que fa a la composició del seu equip. Evita que el conjunt perpetuï l'exclusió que sofreix el poble quítxua: actualment, el Mushuc Runa té jugadors afroequatorians, mestissos, argentins i uruguaians, dirigits per un entrenador argentí, César Vigevani, qui va lluir una samarreta amb el lema "Orgullós de ser indígena" quan l'equip va aconseguir l'ascens a Primera Divisió.

Un somni fet realitat abans del que es podia preveure

Els observadors consideren l'ascensió del Mushuc Runa com a gairebé miracolosa. Ningú no es pensava que en tan pocs anys i amb tan pocs mitjans aconseguiria arribar al cim del campionat, entre els grans de l'Equador. Els seus dirigents són molt realistes i admeten que és difícil encara situar-se entre els primers de la lliga. Continua sent el temps d'aprendre, per a mantenir la categoria enguany, tot pensant, però, que s'ha d'arribar a poder competir en tornejos internacionals. En qualsevol cas, els aficionats del Mushuc Runa poden celebrar ja la seva primera victòria a la Sèrie A, aconseguida el 8 de març: l'equip ha abandonat la cua de la classificació.

Són cada dia més els quítxues aficionats amb el seu equip. Els motius els resumia Josefina Hualo, en declaracions a la BBC: "El Mushuc Runa representa la nostra cultura i, per això, li dono suport de tot cor, a les bones i a les males. És emocionant veure'l jugar contra els equips més importants i antics de l'Equador", Unes paraules ampliades en una altra declaració al mateix mitjà, fetes per César Pandi, membre de la comunitat de Echaleche: "Amb la nostra presència als estadis, volem convidar tots els indígenes que viuen en diverses ciutats de l'Equador que siguin partícips d'aquest gran projecte en el futbol que representa el Mushuc Runa".

El diari de més difusió de l'Argentina, El Clarín, ha reconegut que el Mushuc Runa és "ara objecte d'admiració en el futbol de l'Amèrica del Sud, amb un impecable manejament econòmic [...]. Chibuleo és la història d'una reivindicació. L'expliquen tants aixecaments indígenes que van néixer allà i que des d'allà van lluitar en nom de la restitució de tants drets robats". Darrere de les victòries esportives del Mushuc Runa hi ha "una història màgica de constància i superació [...]. El futbol va transformar la comunitat en un fenomen nacional que, amb molta naturalitat, supera allò que és esportiu. És una admiració per a tota la societat".

Més encara, aquest fenomen s'escapa de la imatge dels indígenes com a gent només apta per a l'agricultura i per activitats relacionades amb el camp, i ser tan sols subjectes de crèdit d'alt risc, de "poca confiança i no rendibles", segons apunta el mateix web de la cooperativa. L'èxit de la cooperativa que finança el club demostra com n'estaven d'equivocats determinats sectors socials, molt sovint lligats al poder.

martes, 11 de marzo de 2014

Palestina, donde el balón choca contra el muro


Por Carmen Rengel
El Confidencial

Agosto de 2013. La plantilla del FC Barcelona, al completo, inicia su pretemporada con una visita por la paz a Israel y Palestina. Su autobús y la comitiva que le acompaña cruzan a Cisjordania por un ‘checkpoint’ reservado a las autoridades militares israelíes. La mole de hormigón que es el muro de separación -condenado por la Corte Internacional de Justicia- se abre de pronto para dejarle paso a Messi y los suyos, con los soldados, sonrientes por un día, dispuestos a ambos lados, en un improvisado pasillo para sus ídolos.

Las armas sobre el regazo, relajadas. Nadie pidió pasaportes ni permisos. Nadie abrió maleteros ni preguntó el destino. Luego, en el traslado de Belén a Hebrón para un pequeño clínic, el Ejército y la Policía de Israel escoltaron a los azulgranas y cortaron la carretera -casi única, a excepción de vías intrincadas que más parecen caminos de cabras-. Sólo faltó la alfombra roja.

Cuando se marchó el Barça acabó la ilusión. Vuelta a la realidad. A la que complica notablemente que los futbolistas locales, palestinos, vayan de una ciudad a otra a competir. La que hace imposible que haya una liga común en Cisjordania y Gaza, dos territorios separados, incomunicados, palestinos unos y otros, sin tocarse desde 2007. No hay honores para los deportistas de la zona, obligados como cada civil a estar confinados en su territorio, a menos que se les conceda un permiso para cruzar los controles, acceder a territorio israelí -incluyendo Jerusalén, aunque el este sea árabe y reconocido como ocupado por Naciones Unidas- o salir a otros países.

Forzados a esperar colas y revisiones, a tomar caminos que convierten un traslado mínimo en una travesía de horas, siempre confiando en que no haya un control extra o un corte de carretera que les impida llegar al entrenamiento o al partido. Hoy Palestina, reconocida en 2012 por la Asamblea General de la ONU como un Estado observador, tiene incluso un equipo nacional, aunque no sea una nación plena. Ni siquiera la selección se escapa a la tortura de la espera, la visa, la incertidumbre.

“Practicar el fútbol en estas condiciones es quijotesco”, resumía recientemente la revista Sport Illustrated. Lo constata Jibril Rajoub, presidente de la Federación Palestina de Fútbol. El principal problema que afrontan, más allá del clásico de fondos en una tierra poco próspera, devastada por décadas de conflicto, es el de la movilidad. “Algo tan simple como ir a competir con un rival a veces es imposible”, relata.

El caso de la selección es el más sintomático. Palestina, reconocida por la FIFA en 1998 aunque creada como federación en 1928, ha tenido que jugar durante diez años en Catar o Jordania, por falta de infraestructuras propias, porque Israel no daba los permisos necesarios a sus contrarios para entrar en los territorios y por las “complicaciones de seguridad” de tiempos como la Segunda Intifada.

Al fin, ahora cuentan con un estadio propio, el Internacional Faisal Al Huseini de Al Ram, una villa dormitorio de Jerusalén que se ha quedado al otro lado del muro, en suelo cisjordano. El hormigón y el alambre sirven de guía para dar con él, un campo digno, equiparable con el de cualquier pueblo grande de España, con vestuarios casi cuartelarios, espartanos.


“Debido a las complicaciones de movimiento, es muy difícil confeccionar un equipo”, se lamenta el presidente, pese al avance del estadio. Los jugadores de Gaza rara vez logran permisos para salir, así que el entrenador, Jamal Mahmoud, se tiene que limitar a buscar seleccionados en Cisjordania. A veces echa mano de jugadores de origen palestino que residen en América Latina -especialmente Chile, donde hay más de medio millón de palestinos- y Estados Unidos. “Pero el viaje desde allá es muy caro y no siempre se puede asumir”, añade. Además, “también a estos jugadores se les pueden negar las visas de estancia”.

La lista de decepciones es larga: en 2006 ya no pudieron salir de Palestina para competir en la fase de clasificación de la Copa Asia; en 2007 el clasificatorio definitivo con Singapur para el Mundial de 2010 no pudieron disputarlo, encerrados en casa; en 2008 se perdieron la Challenge Cup y en 2011, regresando de Tailandia de otra fase de clasificación, a dos de sus jugadores, Mohamed Samara y Majed Abusidu, se les impidió la entrada; no podían regresar a Cisjordania.

Hoy está en el puesto 137 de la clasificación mundial de selecciones, de más de 200 registradas, y casi parece un milagro que no sea la última. Un día llegó al puesto 115. Su sueño, pese a los obstáculos, es clasificarse para la Copa de Asia de Australia 2015. “A ver si entonces hay paz y no pasa lo de siempre”, dice un empleado del estadio, interesado en la conversación.

Omar Jarun, jugador del Otawa Furia de Canadá, internacional por Palestina, recuerda el impacto que supuso su entrada en Cisjordania. “Mi mujer y yo teníamos el temor de que hubiese mucha violencia, de no poder vivir en paz durante los días de los entrenamientos y el partido. Pero encontramos una gente maravillosa que sufre. El ‘shock’ fue ver que yo podía pasar por los controles con mi pasaporte norteamericano y mis colegas estaban horas sometidos a interrogatorios y registros. ¿Qué vamos a llevar en la bolsa más que las zapatillas de tacos?”, se pregunta enfadado.

Acostumbrado a su vida en Georgia (EE. UU.), siempre moviéndose por equipos pequeños pero occidentales -Polonia, Bélgica…-, el choque fue “terrible”. “Llegaba al partido sin ganas de jugar. Sólo quería gritar de impotencia”, se queja vía email. Cada vez que regresa con su selección se reabre la herida por la “injusticia” contra su tierra.

Yendo y viniendo ha estado también el actual máximo goleador local, Roberto ‘Peto’ Kettlum, nacido en Chile. Su bisabuelo se marchó allá desde Belén. Recuerda que una vez, para jugar en su país, tan cercano a Palestina por el elevado número de descendientes que acoge, tuvieron que viajar a Kuwait con escala en Egipto. Los controles israelíes fueron de cinco horas, “porque éramos palestinos”, en un hangar alternativo, lejos de los demás pasajeros, rodeados de guardias armados y sin “comodidades” para deportistas, para “los luchadores”, “los caballeros” o “los leones de Canaán”, como se llama a los internacionales palestinos.

Abdellatif Bahdari, también jugador de la absoluta, ha sido un pilar en la liga cisjordana, en la que compiten 12 equipos, al igual que en la de Gaza, hoy liderada por el Taraji Wadi Al Nes, de una villa próxima a Belén. Bahdari ha jugado, hasta hoy, en el Youth Club de Hebrón, verdadero ejemplo vivo de la ocupación y sus males. Acaba de ser fichado por el Zakho de la Premier iraquí, un reto peligroso que le llevará a una ciudad kurda del norte, no especialmente tranquila. “Pero me dicen que es mejor que Hebrón”, bromea, confiado en tener una buena experiencia como en sus etapas previas en Jordania y Arabia Saudí.

Confiesa que no sólo se marcha por dinero o promoción deportiva, sino por salir de la red en la que se encuentra. “Nosotros jugamos a veces los sábados. Ese día es sagrado para los judíos. Para proteger a los colonos de Hebrón, nos cierran a veces las carreteras y no hay manera de salir de la ciudad. Si damos la vuelta por otro ‘checkpoint’ quizá pasemos, pero nos lleva a dar rodeos de horas para ir a otro estadio. Llega un momento en el que se te quitan las ganas de jugar”, reconoce.

Para la mayoría de los futbolistas palestinos, además, el deporte no es más que un entretenimiento, porque no pueden llevar suficiente pan a su casa sólo con el balón, así que perder tiempo implica posiblemente pedir permisos o favores en el puesto de trabajo extra -hay maestros, contables, estudiantes...- que no siempre se logran o agradan. Ha habido compañeros, confiesa sin dar nombres, que han aprovechado sus días de libranza por matrimonio para salir a disputar un partido de la selección a otro país.


Como otros palestinos, no futbolistas, estos deportistas se exponen también a arrestos temporales o permanentes o a la muerte en operaciones militares. El caso más llamativo en estos años ha sido el de Mahmud Sarsak, jugador internacional, arrestado en 2009 bajo la figura de la ‘detención administrativa’, que permite a las autoridades mantener a alguien recluido sin acusación en contra ni juicio alguno, de forma indefinida. Su detención se produjo cuando iba a salir de Gaza por el control de Eretz, camino de Cisjordania, previo permiso, para empezar a jugar en el equipo del campo de refugiados de Balata.

Sarsak estuvo tres años entre rejas, sospechoso de colaborar con la Yihad Islámica, algo que siempre ha negado. Cansado de su limbo judicial, se puso en huelga de hambre durante 96 días y logró finalmente el indulto. En su pelea encontró el apoyo de Joseph Blatter, presidente de la FIFA -luego homenajeado como Doctor Honoris Causa en la Universidad de Nablus-. Sarsak, desde Gaza, se ha convertido en el rostro más conocido de la causa de los futbolistas palestinos. Ha hecho incluso un documental mostrando el daño que operaciones militares como Pilar Defensivo y Plomo Fundido han causado en los estadios de la franja -el Palestine, el Yarmouk, el Rafah y el National Olimpic- y se erigió en el portavoz de la campaña ‘Tarjeta roja al racismo israelí’, que trató de frenar la celebración, el pasado verano en Israel, del Campeonato de Europa Sub 21, ganado por España. Entonces, 50 futbolistas internacionales apoyaron la iniciativa, entre los que se encontraban Eric Cantona y Frederic Kanouté.

“Destruyen nuestras carreras y nos quitan hasta la pasión por jugar. Fui a la cárcel sólo porque soy un deportista que representaba a Palestina. Mataron mis sueños”, insiste Sarsak. Concienciado, repite nombres como el de Zakria Issa, muerto de cáncer en la cárcel “sin recibir tratamiento ni ser acusado de nada”, o de Ziyad Al Kord, al que tiraron su vivienda por quejarse tras no lograr la visa para un partido. Israel recuerda, por el contrario, casos como el de Omar Abu Ruways, arrestado en 2012 por pertenecer a una célula que planeaba atentados en el país. Era el portero del equipo olímpico.

El problema del fútbol, claro, se extiende a los participantes de otros deportes, como los levantadores de peso, los tenistas de mesa, los baloncestistas o los jugadores de voleibol. También, por supuesto, a los equipos femeninos. La liga de chicas se creó en 2011 y hay un pequeño equipo nacional desde 2003. En octubre de 2012 iban a disputar un partido festivo en Belén contra Emiratos Árabes, con presencia importante de mandatarios de la FIFA, pero los controles de Israel a las jugadoras retrasó la ceremonia cinco horas. Acabó por anularse. Ya no había público para ver el partido. Miel Thaljieh, la capitana, se queja de que no pueden ni “poner en práctica un hobby”. En su caso, los controles se suman a los obstáculos previos al juego: la oposición de padres, novios o maridos, los rumores, las críticas del decoro… “Y, encima, Israel”, casi ríe.

Pese a la maraña, la ilusión de fútbol crece cada minuto en Palestina. La afición desbordada por equipos como el Madrid y el Barcelona, los auténticos amos, contagia a la selección y los estadios locales se llenan cada semana. Hay blogs especializados, como el de Aboud y Bassil, dos jóvenes hinchas dedicados a contar al mundo, en inglés, cómo funciona su liga. Lo que falta es libertad.

Publicado originalmente el 17 de febrero del 2014 en www.elconfidencial.com